¡Bienvenido a Azerbaiyán! Es la Tierra del Fuego y la Perla del Cáucaso, una tierra donde los colores orientales combinan magníficamente con el progreso occidental. Azerbaiyán es el país de naturaleza única, de una cultura muy diferente, de los siglos de historia con sus costumbres y tradiciones y su cocina exquisita; un lugar que satisfará las expectativas de los gastrónomos más sofisticados y, por último, es el país de la hospitalidad y la amabilidad caucásicas.
Azerbaiyán está situado en el este de la Transcaucasia (o Cáucaso Sur) a las orillas del Mar Caspio. La población de Azerbaiyán supera los 9,8 millones de habitantes y el superficie del territorio es 86.600 km2. Según esa información Azerbaiyán es el país más grande en la región del Cáucaso. La ciudad Bakú es la capital y la ciudad más grande del país. El idioma nacional aquí es azerbaiyano. Sin embargo, el ruso también se utiliza ampliamente y muchos jóvenes hablan también inglés. Azerbaiyán comparte fronteras con Irán (765 km), Turquía (15 km), Rusia (390 km), Georgia (480 km) y Armenia (1007 km). La costa del mar Caspio forma una frontera natural al oriente.
Históricamente Azerbaiyán fue una parte de la gran Ruta de la Seda y situaba en la vía de los intereses geopolíticos, económicos y culturales de muchas naciones y civilizaciones, Por eso Azerbaiyán despertaba los intereses de grandes mentes, científicos, viajeros e historiadores. Se puede encontrar las referencias a esta tierra, situada en la costa occidental del Mar Caspio y en la parte Oriental del Sur del Cáucaso, en los escritos antiguos de Heródoto, Estrabón y Claudio Ptolomeo. Azerbaiyán tiene un Patrimonio histórico y cultural con más de 7500 monumentos naturales, arqueológicos, arquitectónicos e históricos. Dibujos rupestres en Gobustan, mausoleos de Momine-Khatun y Garabaghlar, el Palacio de Sheki Khans, la Torre de la Doncella, los castillos de Absheron, manuscritos medievales decorados con miniaturas magníficas, alfombras antiguas y obras de literatura, arte y escultura – todo esto es sólo una pequeña parte de la riqueza y patrimonio invaluable del país.
A menudo a Azerbaiyán se llama como la «Tierra de Fuego». Se sabe que antes de Cristo la mayoría de los residentes en este territorio eran Zoroastros. Desde entonces, el país ha conservado la evidencia antigua de esa época: pinturas rupestres, estatuas de dioses y templos antiguos . Dos de los ejemplos más vívidos de esta herencia son el templo de los adoradores del fuego («Ateshgah») en Surakhani, cerca de Bakú, y «Yanardagh», traducido como la «montaña ardiente». Según la leyenda, el templo «Ateshgah » fue construido por los adoradores del fuego, que llegaron aquí después de saber sobre el fuego eterno, emitido de la tierra. Estaban tan asombrados por lo que habían visto, que construyeron un templo en este mismo lugar. Estas tierras fueron consideradas como sagradas durante muchos siglos y a lo largo de la historia fueron adoradas por los seguidores del zoroastrismo, el hinduismo y el Sikhismo.
La retórica del fuego, transmitida de generación en generación, se ha reflejado en las numerosas obras artísticas de los maestros azerbaiyanos a lo largo de los siglos, y recientemente ha llegado a su punto culminante en el complejo de las «Torres de llamas». Fue construido recientemente en Bakú, pero en muy poco tiempo se han convertido en un hito arquitectónico impresionante de la capital, que encarna un homenaje a nuestra historia, y que representa Azerbaiyán contemporáneo – un país nuevo, ambicioso, en desarrollo y progresivo, pero todavía leal a sus raíces y orígenes.
¡Azerbaiyán es el Oeste en el Este y el Este en el Oeste! ¡Bienvenidos!